miércoles, 30 de mayo de 2007

Defensora del caricaturista

CARICATURA DE TURCIOS


Un espacio para la irreverencia

ARTICULO TOMADO DE Defensora del lector. Columnista de EL TIEMPO.

Es frecuente que los políticos o los gobernantes se molesten con las caricaturas de la prensa, que tradicionalmente los convierten en blanco de su ironía. Pero no es frecuente que los ciudadanos se sientan incómodos con los afilados trazos de los caricaturistas. En las últimas semanas, varios lectores han reclamado a la Defensora por la irreverencia de algunas caricaturas publicadas en EL TIEMPO.

Dice Juan Manuel Díaz Azuero: "Toda caricatura ha de tener contenido y ser graciosa. Llevar un mensaje. Nunca irrespetuosa. La del 25 de abril, en el Foro del Lector, lesiona la imagen de un personaje de la historia rusa: Boris Yeltsin, primer presidente constitucional de su nación. Pieza clave en el desmonte del comunismo. ¿Se le quitó el mérito volviéndolo 'aguardientoso'? Qué horror. ¿Al caído caerle?".

También se queja Jesús Lorenzo Ruiz por la caricatura publicada el 22 de abril: "En la página de Opinión, el caricaturista vuelve a hacer gala de su poco respeto en los temas que trata, al presentar, de manera burlona y sin pensar en el dolor de los familiares, su visión comparativa del crimen de que fue víctima el rector de un colegio en la capital con lo sucedido en una universidad de los Estados Unidos".

Días antes, Andrés Salazar había protestado: "Las dos caricaturas de EL TIEMPO, el 9 de abril -una sobre el 'Crucificado' y la otra sobre la 'Última Cena'-, utilizan imágenes o símbolos religiosos sobre los que los colombianos tenemos grandísima estima. Les agradezco que no hieran nuestros sentimientos más sagrados. Si estas caricaturas fueran de Mahoma, tal vez no las hubieran publicado". En el mismo sentido se manifestaba Asdrúbal Valencia Sierra: "Me siento profundamente ofendido por la caricatura aparecida el 9 de abril en el periódico. Les rogaría respeto".

No está en las funciones de la Defensora referirse al contenido de las páginas de opinión; sin embargo, estas quejas ponen sobre el tapete un interesante tema: el papel que la caricatura cumple como género periodístico. Si la función de los medios de comunicación es la vigilancia del poder, la caricatura es la punta de lanza de la crítica editorial y, mientras más independiente sea la prensa, mayor espacio y libertad tienen los caricaturistas.

El caricaturista es un columnista que recurre al humor y a la ironía para derribar el pedestal de los personajes, despojar de pomposidad a las instituciones o revelar la incongruencia de los hechos de la actualidad.

En lugar de palabras, utiliza la exageración, el contraste, el escepticismo y la transgresión para agudizar su crítica y burlarse de lo serio y lo trascendental. Como señalaba Herb Block, reconocido caricaturista de The Washington Post: "La caricatura no debe ser vista como una información noticiosa ni como un retrato al óleo. Es una irreverente forma de expresión, apta para burlarse de los intocables".

Esto significa que la caricatura debe ser leída dentro del contexto del humor y la irreverencia. Pero, aunque una de sus características sea la de despertar una sonrisa en el lector, su propósito va más allá de ser una 'tira cómica' para invitarlo a la reflexión. Mientras muchos lectores pasan de largo los textos, basta una simple mirada para percibir el agridulce mensaje de estas punzantes gráficas, que le permiten a una sociedad el sano ejercicio de reconocer sus fallas a través del sarcasmo y la ironía.

Defensora del lector

0 Comments: